miércoles, 27 de octubre de 2010

XI Carrera de montaña “Os Foratos de Lomenás”


24/10/2010

Partimos de Huesca a media tarde para intentar llegar a Torla antes de anochecer, lo conseguimos justito, justito. Tras ponerles las chamarras a los niños, ya que hacia un poco fresquete, empezamos a descargar maletas, bolsitas, cajas de comida, más bolsitas… vamos, que parece que más que para un fin de semana nos íbamos a quedar un mes, pero ya se sabe con niños lo que más ocupa son los “por si acaso”.

Después de instalarnos en el apartamentito teníamos la idea de salir un poco por el pueblo pero después de los 24 kilómetros de Biescas-Torla y sus curvitas los niños no estaban más que para ver Clan o en su caso el Disney Channel, así que nos toco a mi mujer y a mí hacer la cena y sustituir el Telediario por un capitulo repetido de Bob Esponja y sus amigos.

El sábado era el día que tenía que ceder a la familia ya que el domingo me tocaba correr y ellos deberían esperar pacientemente mi llegada.
Como digo, el sábado familiar no pusimos ningún despertador pues los niños no entienden de fines de semana y su reloj biológico les indica cuando tienen que ir al cuarto de sus padres a preguntar ¿estáis dormidos?, -ya he despertado ¿Qué hago? Y es en ese momento cuando decides que la mejor opción es levantarte. Tras un desayuno familiar (recordemos que es el sábado es familiar), empieza la preparación de la mochila (con sus elementos necesarios y sus “por si a caso”), prefiero no decir lo que pesaba, pero sí diré que la próxima vez prepararé una mochilita para cada uno.
Ahora llegaba la duda de donde ir, se barajaban varias opciones: Ordesa, Bujaruelo o alguna senda que saliera del mismo Torla, finalmente decidimos ir a Bujaruelo. Cogimos la furgo, salimos de Torla, pasamos el puente de los navarros y tras un trozo de pista junto al río Ara (que había mejorado bastante desde la última vez que estuve por estas tierras), nos detuvimos junto a al puente que lo cruza. Empezamos a andar por un senderito muy chulo en el que los niños disfrutaron de lo lindo, corriendo, acercándose al río, metiéndose entre los árboles de unos preciosos bosquecillos junto al camino, en fin que no avanzábamos mucho pero los niños se lo estaban pasando pipa que era de lo que se trataba, pero claro después de tanta actividad el estómago dio su opinión y decidimos hacerle caso, con lo que plantamos el culo en unas piedras y nos tomamos un tentempié, en fin, un paseo bastante agradable a pesar de las varias caídas sufridas por los dos diablillos.

 



Como el paseo no fue muy largo aunque sí intenso aun nos dio tiempo para dar un paseo por Torla antes de comer.



Claro, después de comer, tocaba nueva sesión de Clan y canales afines, mi mujer se decantó por una opción más “romántica”…una siesta, y a mí me tocó (después de fregar) recordar tiempos pasados delante del televisor. Tocaba merendar, duchita de los peques y salir un poco a Torla de domingueros, tras comprar algún cachivache para los niños y recoger el dorsal y la camiseta, vuelta a la guarida, cenita, película de Disney y a dormir. Antes de lo cual me toco preparar la ropa para la carrera, la duda dado el tiempo que se preveía era manga corta, larga, chubasquero???... bueno, mañana veremos…

El día amaneció como era de prever con nubes y claros (más nubes que claros) pero no hacia mucho fresco y como me daba que no iba a llover me decidí como la mayoría por no ponerme el chubasquero y salir en manga larga. Con un besito a los peques y a mi mujer me puse en la línea de salida junto con los poco más 100 valientes para superar los 21 kilómetros que nos quedaban por delante.
A las 10 horas tomamos la salida, mientras se empezaban a preparar los peques para disputar su carrera en la plaza del ayuntamiento.




Bajamos en dirección al parking donde se dejan los coches en temporada veraniega y cogemos el autobús que tras previo pago nos deja en la pradera de Ordesa. En la bajada a saco nos despedía un olorcillo a desagüe que nos llenaba los pulmones para tomar con ánimos las pequeñas subidas que teníamos que empezar a superar tras cruzar el río Ara. Una subida suave pero continua, por senderos, caminos, pistas y medio pistas y un sendero corto pero empinado que a algunos nos obligó a dejar de correr y subir andando a paso ligero. Seguíamos por caminos, praderas y zonas de pasto para tras alguna bajada llegar al primer avituallamiento, algo antes del camping río Ara, tras lo cual ganamos altura tirando otra vez de riñones para perder altura de nuevo rápidamente y llegar al Puente de los Navarros por sendas y caminos por los que daba gusto correr. Aquí teníamos el segundo avituallamiento bien merecido, ya que llegué con la lengua fuera. No me daban las manos para coger la botella de agua, el plátano y la naranja que me fui comiendo en la larga subida que nos llevaba al control 3 y 4 en el que estaba el tercer avituallamiento y nos separábamos de la pista que se hizo un poco larga y fatigosa con salida de sol incluida. En este avituallamiento solo tomé agua para afrontar una senda preciosa que ya había hecho el día anterior con la famili y que casi recordaba piedra a piedra, pero que disfrute muchísimo. Salida a la pista que nos llevaría de nuevo al control 3 y 4 en donde pillábamos el GR.11 para por un sendero junto al Ara ganar altura con alguna pequeña bajada y pasar por zonas de piedras y paredes en las que nos encontrábamos un pasamanos y la presencia de tres guardias de montaña para asegurar. Llegamos al punto más alto de la carrera -1260 metros- tirado de riñones en más de una ocasión y con una bajada a hasta San Antón por delante, en la que me deje llevar a saco por mis nuevas mizuno,- ya se que no es lo más adecuado correr con unas zapatillas a las que tan solo había hecho 20 o 30 kilómetros, pero quería probarlas-, el caso es que en la bajada se portaron de maravilla y recupere bastantes posiciones, (en la carrera prácticamente mantuve la misma posición desde el inicio). En San Antón teníamos el 5 control y 4º avituallamiento, y con la botella de agua en la mano... empezamos a subir??, ¿queda más subida?, pregunto a uno que venia a mi lado, y me dice –queda lo peor-, bueno, no era lo peor, pero casi por inesperado, …-mira que no mirar el perfil-, el caso es que a volver a tirar de riñones, el corredor al que pregunte no paro de correr en toda la subida, yo y todos los que venían detrás andantito, aunque unos más rápido que otros ya que los jadeos que oía se iban alejando cada vez más. Las dos últimas bajadas las hice bastante rápidas dando casi alcance a mi interlocutor, pero decidí que no era una buena forma de entrar en Torla disputando una posición, mejor dejar a cada uno el momento para la foto de entrada a meta, en la que me plante en 1.49.44 con un subidón incluido al escuchar mi nombre por megafonía y con los aplausos del público congregado en la Plaza del Ayuntamiento. En 1.27.06 entro el primero José Luís Arenas Sánchez y en 1.42.15 Gema Martín Borgas.

Unos besitos de la famili para recuperarse de este “paseito” del que acabe bastante mejor de lo que pensaba, unos aventuritas compartidas con algunos corredores a los que poco a poco voy conociendo, y disparado a ducharme y cargar la furgo rumbo a Huesca.

Supongo que habrá sido mi última carrera de montaña este año, pero habrá que seguir entrenando y participando en alguna que otra carrera con que nos deleite algún pueblo para animar más la rutina de los éntrenos que en esta época del año se hace más dura.

Foto Chema


miércoles, 20 de octubre de 2010

XVII Trofeo Fiestas Pilar. XI Liga aragonesa de orientación a pie.

17/10/2010
Ya tenía ganas de ir una carrera de orientación, hace ya unos cuantos meses que no disfrutaba del campo buscando balizas La verdad no elegí un buen día, las previsiones eran de mucho viento y algo de frío.

Sin madrugar mucho salimos a las 8.30 de Huesca y para las 9.30 ya habíamos llegado a las Esclusas de Valdegurriana en la zona de Pinares de Venecia, una zona en la que nunca había estado pero que tiene su encanto, sin apenas desnivel, está muy bien para los que empiezan y sobretodo para los niños, con zona de recreo incluida para amenizar un poco a los que esperan. Como digo, llegamos con tiempo para salir y ponernos los “aperos” para correr y calentar un poquito.

A las 10.12 tenía la salida y decidí correr con polainas –aunque la verdad no hacían mucha falta- mallas largas, y la duda era: ¿manga corta o larga?, pero dado el viento que soplaba y que no había entrado en calor me decanté por la maga larga. La carrera según los datos que había en la salida tenía en mi categoría H-35 11km y 19 controles pero creo que los kilómetros eran bastantes menos. Mi objetivo era pasar un día tranquilo echando una carrerilla por el campo sin perderme mucho, creo que más o menos lo conseguí. Tuve un par de pequeños patinazos: uno al salir del punto 2 en el que me dejé llevar por la gente al campo de cultivo, saliendo por su izquierda –cuando realmente tenía que haber salido por la parte izquierda del claro y no del campo de cultivo- o en su caso por la parte derecha del campo de cultivo buscando la referencia de la urbanización. Ya me parecía raro no ver a mi derecha la urbanización, pero el caso es que tras aclararle donde estaba a un chico que iba más despistado que yo, cruce el barranco y me paré en la zona de almendros para situarme y ver el lugar que estaba, me di cuenta de que había salido muy a la izquierda, bajé entonces paralelo al camino junto a los almendros y ya ataque el control 3 sin mayor problema que la perdida de algún minuto. El resto de puntos hasta el control 9 más o menos bien –siempre se puede hacer mejor pero eso pueden decir todos-, en la salida del control 9 al 10 salí un poco más a la derecha y bajé por la vaguada equivocada hasta el campo de cultivo y claro no me cuadraba nada, pero al ver la isleta en el campo de cultivo me di cuenta que había salido muy arriba con lo que tuve que bajar teniendo como referencia el campo de cultivo hasta situarme en la posición para atacar el control 10.

En rojo la ruta elegida desde el punto 2 al 3 y 9 al 10:

 
Desde aquí hasta la 18 no me puedo quejar pero la cagada mayor fue cuando llegué a la última baliza en la que llegué con otro corredor y claro oí un pitido y pensando que era el mió salí para el control de meta, esperé la cola para descargar y cuando descargo me dicen que me falta una baliza… la última, me cago en la….., pues nada, vuelvo a la última baliza, la pico y vuelta a descargar … y nada, mal otra vez, tengo que picar la baliza de meta, pues otra vez a la baliza de meta y por fin ya acabo mi carrera –por lo menos oficialmente por que la carrera ya hacía más de cinco minutos que la había finalizado, pero claro estas cosas pueden pasar-, menos mal que no disputaba los primeros puestos.


Pero bueno, por lo menos me desquité de las ganas que tenía de volver a buscar esas balicitas por el monte y disfruté de un día en el que al final el viento no soplo tanto. Esperamos a que saliesen las clasificaciones y salimos para Huesca llegando a buena hora para hacer un paellita.

Bueno animaros a todos a que os acerquéis a la próxima carrera que tendrá lugar el día 24 de este mes en la localidad de Ceresa (Laspuña), el entorno es envidiable, es una buena oportunidad para disfrutar del pirineo.

martes, 12 de octubre de 2010

Kilian Journet, de lo que se come se cría…

11/10/2010

 

El pasado día 9 apareció en el diario futbolero Marca (no sé si por error o por no tener con que rellenar) una noticia de Kilian Journet en la que nos contaba con diez días de retraso el récord del mundo de ascenso y descenso del Kilimanjaro en 7 horas y 14 minutos, batiendo en más de una hora el anterior récord de 8 horas y 27 minutos en poder del tanzano Simón Mtuy y que colaborado con él en esta gesta.

El problema no es que no aparezcan estas noticias en los medios de difusión nacional o si lo hacen que lo hagan tarde y poco, sino las críticas que por parte de algunos se hacen en la serie de mensajes que sobre la noticia se pueden hacer. Si bien es cierto que la mayoría son felicitaciones y apoyos, algunos se dedican a criticar y querer empañar los logros conseguidos por este chico, acusándolo de que va dopado y de que sin una “ayuda externa” no se pueden realizar todos estos records que esta realizando.

Primeramente debemos saber las circunstancias que le han llevado a este chico de 23 años a ser lo que es, y que aparte un potencial genético (que seguro que tiene para este tipo de deportes) se da la circunstancia que se ha criado en un entorno ideal para ello, según nos cuenta Kilian en su Web:

“El hecho que haga estos deportes de montaña no es casualidad puesto que de niño, vivíamos con mis padres y mi hermana en el refugio de montaña de Cap del Rec, situado en la estación de esquí de fondo de Lles de Cerdanya, en el Pirineo Catalán. Fue allí donde empezamos a hacer deportes de montaña y de nieve. Antes de dar los primeros pasos a pie, ya llevábamos nuestros primeros kilómetros en esquís. El deporte era para nosotros, mi hermana y yo, un juego, era la única forma que teníamos para divertirnos allí arriba, ya que cuando veníamos del colegio, en verano íbamos a jugar corriendo por el monte y los bosques que envolvían el refugio y en invierno hacíamos lo mismo montados sobre los esquís. A parte, nuestros padres eran y aún son unos entusiastas de la montaña, y cuando teníamos algunos días de vacaciones, siempre íbamos a hacer alguna travesía o ascender algún pico. Así fue que a los 5 años ya llevábamos unos cuantos 3000, como el Aneto, el Posets… a los 10 la travesía del Pirineo integral y algunos 4000…


En invierno, a parte del esquí “lúdico” que realizábamos cada día, con el colegio y el club, hacíamos un día por semana clases y realizábamos competiciones de esquí nórdico, no solo en los Pirineos sino también en Alpes, competiciones clásicas como la “Foulée Blanche”.


Así fue como sin darnos cuenta nos inculcaron ya desde muy pequeños el amor por la montaña y a disfrutar haciendo deporte.


Pero el verdadero gusto por el sufrimiento y el deporte de competición lo cogí entrenando y compitiendo en bicicleta de carretera con Joan Coma, que me enseñó que lo importante es hacer lo que te guste, y si lo que te gusta es subir, sufrir y luchar, tienes muchos puntos para ganar. Fue un periodo muy corto, de apenas dos años, pero que me enganchó al placer de entrenar día tras día.


Fue a los 13 años, cuando iba al instituto, fue cuando por casualidad nos enteramos que había un Centro de Tecnificación de esquí de montaña (CTEMC). Me presenté a las pruebas de selección y fue entonces que conocí el esquí de montaña de competición, y empecé a entrenar de forma seria y planificada con la gran ayuda de sus técnicos; Maite Hernandez, que me enseñó a entrenar y a luchar, y Jordi Canals que me inculcó un gran amor por este deporte y la pasión por la competición.


A partir de aquí, ya fue una progresión, entrenando día a día, llegaron los primeros campeonatos de España, de Europa, las primeras victorias, algunas decepciones, otras remontadas…


También fue gracias a la gente del mundo del esquí de travesía que descubrí las carreras de montaña, ya que son los mismos que las hacían en verano para mantener la forma y quitar el gusanillo de la competición que me animaron, y poco a poco también me fui enganchando hasta ahora, donde combino las dos temporadas.


La temporada 2005/2006, al finalizar el instituto decidí dedicarme plenamente a la competición, con lo que fui a estudiar STAPS, el equivalente de INEF en la universidad francesa de Font Romeu (UNIV PERP) en la Cerdaña francesa, donde puedo combinar perfectamente las clases con los entrenamientos, y donde además disponemos de un contrato especial como deportistas de alto nivel. El hecho que vivamos a casi 2000 metros de altitud con la nieve en la puerta de casa y con varias estaciones de esquí alpino y de fondo alrededor hace que sea un lugar ideal para combinar la vida deportiva con la formación.”


Como nos cuenta, el entorno en que se ha criado es el ideal, ya que una persona con un potencial genético (que todos tenemos pero que se debe potenciar) para el ciclismo y que ha nacido en Groenlandia probablemente nunca podrá participar en el Tour. Pero en este caso confluye con lo más importante y es “hacer lo que te guste” sin esto no hay nada, ya puede decirte tu entrenador que no tienes futuro en carreras de fondo y que estás más dotado para lanzar disco o martillo, que como te guste correr seguro que no te cuelgas ninguna medalla lanzando disco. Porqué a nosotros nos gusta correr (y muuuucho) y a muchos nuestros genes nos estarán diciendo –paaaara, paaaaara, siéntate en el sofá y coge el mando- pero nosotros nada, nos ponemos las zapatillas trialeras y a gastar otro par.

¡Ah! otra cosa importante, es tener tiempo para entrenar, sin tener que sortear estudios, trabajo, novia, mujer, hijos y otras visicitudes que la mayoría de los mortales tenemos. Al parecer Kilian como nos cuenta puede “vivir” de su afición.

Así que a todos esos que dudan que se animen, valga la redundancia, a animar a los portentos que tenemos en el deporte.



Enlace diario marca:
http://www.marca.com/2010/10/09/mas_deportes/otros_deportes/1286631976.html?a=PR16f3e2cd673e28c4d2ab4e706fb394aff&t=1286743830

Web Kilian:
http://www.kilianjornet.com

lunes, 4 de octubre de 2010

II Ultra Trail Guara Somontano

2-3/10/2010



Preciosa mañana para la disputa de esta bella “carrera” por el Somontano para los 300 valientes que partimos pasadas las 9 de la mañana del bonito pueblo de Alquézar. Otra vez nos encontrábamos los dos de Siétamo dispuestos a superar una aventura. Tras una procesión por el pueblo nos dirigimos al puente de Villacantal donde me separé de Martín, y por el lecho del barranco de Lumos llegamos al pueblo que Asque donde disponíamos del primer CP y de las garrafitas de 8 litros de agua, tras una bajada al molino de Alquézar y un bonito “paseo” por las pasarelas llegamos de nuevo a Alquézar donde nos pudimos refrescar con la sandia y las naranjas, y también con los ánimos del público, y en mi caso de mi mujer y mis niños a los que me hizo mucha ilusión ver. Cargado de ánimos emprendimos la subida a las balsas de Basacol, una subida bonita y un poco dura al final pero que todavía se podía disfrutar ya que el calor no apretaba demasiado.

Desde aquí a la Virgen de la Viña donde teníamos el tercer CP y avituallamiento, la verdad se me hizo un poco larga pero tras unos tragos de agua emprendimos una bonita bajada en la que se podía correr por una senda muy bien acondicionada para futuros paseos con la familia, aquí coincidí con dos Jordis (que espero que finalizasen) y con el mejor cronista y fotógrafo de estas “paseos por el campo” Don Ramón Ferrer que nos hizo unas fotitos y que nos abandono en el Tranco de las Olas para darse un bañito como Dios le trajo al mundo.





Aprovechamos para disfrutar de esta maravilla de la naturaleza y para coger fuerzas ya que para llegar al CP 4 tuvimos que sufrir bastante y si hasta aquí el calor había obligado a retirarse a más de uno aquí creo que fueron muchos los que decidieron dejarlo. Subí un trozo de pista con la compañía de uno de los Jordis, del solo se que llegó a Rodellar y no se si abandono. La verdad se me hizo muy duro, llevaba la rodilla izquierda fatal y en las bajadas no podía apenas correr.

En Rodellar me aposenté en una silla, bocata, agua y una pastilla de Paracetamol que creo que me ayudo más psicológica que físicamente. Aquí empezó otra carrera, después de sufrir un poquito en la bajada al barranco del Mascún empezaba una subidita en las que a pesar de sufrir avanzaba bastante rápido al no molestarme la rodilla. El pueblo de Otín se acercaba y mí mente confusa creía que había un avituallamiento pero el segundo Jordi al que vi pasado Otín me saco de dudas y me dijo que nos quedaba un poquito para el siguiente CP en Letosa. Aquí no sabia que comer si las “exquisitas” barritas o uno de los sucedáneos” de geles, finalmente me decidí por unos frutos secos. En este tramo hasta las Bellostas apenas me encontré con ningún corredor tan solo al salir de Letosa me pasó un corredor de Motril al que vi más tarde y que era sorprendente ya que en las bajadas iba rapidísimo y me pasaba pero en las subidas se quedaba totalmente clavado y claro aquí le sacaba bastante ventaja (no lo volví a ver hasta bastante pasado el Mesón de Sevil).

En la entrada del pueblo de Las Bellostas me encontré con un corredor que iba bastante mal –le dije que no se preocupará que el año anterior había un puesto de Protección Civil o de la Cruz Roja y que daban masajes, se le ilumino la cara, pero cuando llego…- a pesar de todo y de que solo había agua en el CP la gente era muy amable y los ánimos que nos dieron sustituyeron al caldo que dieron el año pasado (aunque algún vecino del pueblo creo que hizo un avituallamiento “paralelo” con platanitos y caldito. Tras beber agua y preparar la mochila para la noche, colocando las pilas de repuesto y el frontal más a mano partí al collado Pedro Buil en el que solo vi dos “almas”, este tramo fue un poco aburrido ya que empezaba a caer la noche y la mente no se podía distraer con el paisaje y tenía que ir atento a las piedrecillas a las que de vez en cuando pegaba alguna patada y que se llevarán en los próximos días dos o tres uñas. En el collado me puse la prenda de abrigo y tras un trago de agua salí pitando tras cuatro franceses con los que estuvimos jugando al “gato y al ratón” ya que nos íbamos pasando unos a otros en función de la pendiente (en las bajadas me pasaban y en las subidas les pasaba).

Cuatro o cinco kilómetros antes de llegar al Mesón de Sevil se oían unas voces y una turuta –en un primer momento pensé que eran cazadores- y cual fue mi sorpresa al ver al todo poderoso Teo, me quede alucinado al verlo, es algo increíble que capacidad tiene, si no es compitiendo, es de hombre escoba y si no dando ánimos en medio de la nada y dándonos algún “remedio” para entrar en calor y levantar los ánimos, Aquí de nuevo me pasaron los franceses –creo que alucinaron con Teo, pasaron muy deprisa,,,no se fiaban. En el Mesón tras el trago de agua de rigor cambié las pilas del frontal ya que si me quedaba sin pilas por el camino y la poca gente que veía no se como me habría ido la pelea con los “positivos y los negativos”. La bajada del Mesón se me hizo eterna al no poder correr casi nada por el dolor de la rodilla. Volvieron a pasarme los franceses y el chico de Motril con el que fui un rato comentando los avatares de la carrera, pero cuando la pista se puso cara abajo se despidió hasta el próximo repecho.

De nuevo pasamos por el CP de la Virgen de la Viña donde pasé sin apenas parar, eran más grandes las ganas de llegar que las sed, empecé a correr un poco por una senda muy bonita –a pesar de la oscuridad- y que por momentos parecía que se perdía por un camino sobre roca, y pasé por última vez a los franceses y vi por última vez la lucecita roja del compañero de Motril.

En el avituallamiento de Radiquero las ganas por llegar me privaron de un buenísimo chocolate que nos ofrecieron, pero me tuve que conformar con un baso de agua y a por los cuatro últimos kilómetros, una subida por una pista bastante buena en la que aproveche para llamar a la mujer y contarla que ya estaba chupado, a un paso ligero acabe de subir los últimos metros para emprender la bajada final y llegar a Alquezar a la 01:34 con un tiempo de 16:24 y conseguir la tan espera camiseta Finisher que creo que me la pondré poco, la enmarcaré bien para acordarme de estos casi 100 kilómetros tan bonitos y que tantas experiencias casi todas positivas me han dejado.

Para ser la segunda ultra después de la de Sobrarbe que era en dos etapas y también la primera vez que paso de los 60 kilómetros, estoy muy contento. El ambiente de estas carreras es lo mejor, el compañerismo que existe entre los participantes es inmejorable y en este caso como en otros eventos de este tipo la organización y los voluntarios que con su aliento nos animan a seguir acudiendo a estas pruebas.

No podemos olvidar la comida final que nos ofrecieron en un día casi de verano para poder contarnos las aventurillas que cada uno habíamos pasado.